jueves, 1 de marzo de 2012

Una grieta en el arte y en el mundo

Uno de los principales objetivos de este blog será abordar el arte contemporáneo desde una perspectiva didáctica, fácil y entretenida, en definitiva: a mi modo. Los que ya me conozcan puede que sepan por que lo digo: “El gran problema del arte contemporáneo radica en la escasa, nula o deficiente explicación que éste tiene hacia el público por parte de instituciones, museos, comisarios, galeristas, etc.

Ojo, con esto no quiero decir que no haya gente entendida y preparada en este mundo-mundillo, pero sí es cierto que en ocasiones al propio director del museo le interesa que el visitante afirme en plan cool que le ha encantado la exposición de Mark Rohtko, aunque no haya entendido que significan los campos de color o la parte lírica que tiene este gran pintor americano. Esta de moda y queda bien en sociedad decir que se ha ido al Reina Sofía, pero ¿se ha entendido lo visto en este museo? Si no lo ha entendido dará igual, pues continuará visitando exposiciones, sin ningún rigor crítico y seguirá sumando en la estadística de visitas a la institución, que es lo que interesa.

Estamos en época de crisis, menuda novedad, ¿verdad? Sin entrar, sólo de momento, pues esto llegará más adelante, en ideas políticas, debo decir que no se debería haber llegado a esta situación: hemos permitido que la economía controle la política; que los bancos, brokers y otros seres misteriosos que mueven los hilos de la economía global se reúnan en grandes y misteriosas mansiones para decidir nuestro camino.

Ahora viene lo importante, hasta aquí no había que actuar. De momento no he solicitado nada al lector de este artículo, por ello pido a partir de este instante, al que no se haya quedado a medio camino en la lectura, un pequeño esfuerzo de imaginación:

Hagamos un paralelismo, una simbiosis entre el arte y los avances sociales desde la revolución francesa hasta nuestros días. El lema de la revolución francesa fue, al menos en principio “libertad, igualdad y fraternidad”. Fue el origen remoto de los derechos sociales y políticos que se han ido adquiriendo en los siglos posteriores. Pues bien hay también otro origen, también social y político si se quiere, fue en el arte, y por suerte para la pintura fue un grande, no un noble, fue Goya. Él fue el primero de los grandes artistas que se atrevió, con sus pinturas negras, a denunciar un determinado tipo de sociedad, fue un valiente: a los fusilamientos del tres de mayo me remito.

Francisco de Goya fue el origen del arte contemporáneo, pero no por utilizar una paleta impresionista, no por realizar un tipo de pintura que cobraba forma al alejarse de ella, que también. Sobre todo fue el origen de un arte social, de un arte que trata de denunciar las injusticias y los abusos de los fuertes sobre los débiles. Y ahora enlazo con el principio del artículo; esa es la parte que más me interesa del arte: la que nos hace pensar, la que crea conciencia y la que sirve para conseguir un mundo mejor. En definitiva: la que nos deberían enseñar en los museos públicos.

Y después de exponer estos hechos, ¿qué es lo que pido? Imaginemos que todos esos derechos y avances adquiridos hasta hoy, son el “ARTE”. Pues bien, ha llegado el momento:

Debemos superar el arte para realizarlo en la vida real.

Para muestra un botón:

En la Tate Modern de Londres se pudo ver, en el año 2008, una instalación que debería haber cambiado el rumbo del mundo por sí misma. Se que esto es infinitamente pretencioso, quizás utópico, pero es lo que pienso y así lo digo.

La intervención realizada por la colombiana Doris Salcedo en la Sala Turbinas se llamaba Sibboleth, era una “gran grieta irregular” de 167 metros de longitud. La artista de Bogotá definia su obra como “perturbadora, conflictiva y difícil”. Es una grieta que hace referencia a dos mundos, separados por una enorme fisura: el mundo desarrollado y el subdesarrollado. El mundo de los que tienen y el mundo de los que no tienen, plasmando además la enorme dificultad que puede haber para pasar de una parte a la otra.

Esta pieza fue realizada con una técnica, casi secreta que no permitía al visitante ver el fondo de la grieta, recorriendo todo el suelo de la sala, de punta a punta. “¿qué sentido tiene que sepan cuáles son los materiales que se han empleado? La importancia radica en el significado de la obra”. No tiene fondo; es tan profunda como lo es la grieta de la humanidad”.

Paco Linares