jueves, 2 de agosto de 2012

ORFEO SOLER Anatomía del alma


Gracias. Es lo primero  que debo decir en este artículo. Gracias a toda la gente que ha convertido la exposición “ORFEO SOLER   Anatomía del alma” en un proyecto realmente gratificante y productivo para quien escribe estas líneas.  No soy yo, el Comisario de la exposición, el que debe juzgar si el hilo conductor quedó claro, si las obras de Orfeo (al que le debo mucho por ser tan grande) estaban bien colocadas o si transmitían todos esos mensajes de  expresión, dolor, oscuridad y luz  que han acompañado a este joven genio durante toda su vida personal y artística.


            El resultado del trabajo bien hecho es ver cómo la gente se sorprende,  disfruta y descubre al mirar las obras de arte expuestas el día de la inauguración. Ver también como los visitantes te aplauden  y se sienten felices al haber  aprendido cosas nuevas después de una visita guiada. Y aún más: ver al público disfrutar al observar al valiente artista que se atreve a realizar  in situ una de sus creaciones frente a los casi setenta asistentes que abarrotaban la sala de conferencias de la Casa Bardín. 


No es frecuente que el público que asiste a un diálogo entre crítico  y artista pueda recibir una clase magistral “práctica” y realizar un viaje real  por la historia del arte.  Observar a Orfeo Soler realizar su dibujo, desde la línea renacentista, oscureciendo luego su obra tal y como se hacía en el Barroco, manierizándola después…explicando su proceso y llegando luego a la deconstrucción, como reflejo del siglo XXI,  fragmentando una  figura idealizada a priori y borrando algunos trazos que parecían perfectos.  Eliminados de algún modo porque el mundo de hoy no es ideal, no es perfecto. 


 Vivimos tiempos difíciles, hay cosas que parecen perfectas y no lo son. Lo entendemos cuando los elementos que hay entre bambalinas salen a la luz. El mundo es cruel en ocasiones, maravilloso en otras, como en el arte de Orfeo soler.



Al realizar un recorrido por las dos plantas que componen “Anatomía del alma” podemos percibir la figura humana sometida a todas las posibilidades del dibujo. Sus volúmenes han sido realizados con la técnica precisión y sensualidad de la que sólo eran capaces los grandes maestros.  Pero hay algo más: sus figuras, de impecable definición clásica adquieren de repente un aire contemporáneo basado en la técnica y el dramatismo. 

Los héroes mitológicos que aparecen en sus cuadros, los torsos o incluso los retratos son definidos para sufrir después un intenso proceso de deconstrucción, partiendo de motivos figurativos para acabar plasmando abstracciones llenas de luz y espiritualidad.  



El dolor, la violencia, la enfermedad y en definitiva la angustia del héroe que lucha contra la adversidad son también signos propios de las pinturas de Orfeo Soler. Por este motivo somete sus obras a grietas, heridas o perforaciones que las transforman y las dotan de un lenguaje lleno de expresión. Muchas de sus pinturas pueden parecernos oscuras y dramáticas, como consecuencia de las difíciles experiencias vitales que ha tenido que atravesar el artista, pero también se acercan a lo luminoso, como prueba de haber alcanzado la esencia de lo místico,  de convertirse en un ser ígneo, como ocurre en Óxido, de 2003.


Son muchas cosas las que se pueden decir de la obra de Orfeo Soler, pero lo mejor es ir a la Casa Bardín, sede del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, y observar  detenidamente las obras del artista. Cada una de ellas tiene una historia detrás, una puerta de entrada y otra de salida que nos llevan a un eslabón más profundo del conocimiento.  No es una exposición para observar arte sin más.  Es una muestra para encontrar, descubrir y conocer. 

Para acabar, de nuevo gracias, gracias mil a todos los que han disfrutado de este proyecto y gracias a todos los que han estado y estarán en el futuro. Y gracias a gente como Helena Sainz, uno de esos descubrimientos personales que le hacen a uno sentir que realmente el arte puede servir para mejorar nuestro mundo.  Prueba de ello es el texto que Helena escribió el día posterior al diálogo entre artista y comisario. GRACIAS.

Paco Linares Micó.
Comisario y Crítico de arte








Texto realizado por  Helena Sainz, profesora del Instituto Cervantes de Londres,  en su diario, tras presenciar la conversación entre artista y comisario:

Construir una bella imagen y a continuación  destruirla,  sin que se destruya la memoria de la imagen, la memoria que es la esencia entre el orden y el caos, entre el ser y el no ser.
Estaba yo viviendo en carne mortal, en viva carne la sensación de mi integración y mi posterior desintegración, o de mi desintegración para una integración que no fuera pura virtualidad. Y sentía que algo malo había en mí, algo malo que propiciaba lo bueno, lo auténtico y por lo tanto, lo eternamente bueno, ya que sin verdad, nada es bueno ,pero para esa verdad, había antes que destruir lo construido ,y sentirse medio malvada en esa destrucción ,dolorosa y violenta ,aunque dócil y sumisa .Pero todo esto, esta experiencia no tenía aún nombre, hasta que ayer se lo pude dar, es LA ANATOMÍA DEL ALMA, es la vida física del alma, y por ello a ORFEO SOLER, el autor de este  Titulo y de las pinturas que alrededor del nombre lo ilustran, me atreví a preguntarle si él pensaba que la construcción y la destrucción era la dialéctica o la fuerza de la vida, si era así la vida y me respondió que absolutamente. Sí, se lo pregunté en la charla que hubo en la Casa Bardín, sede del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, entre el Comisario Paco Linares y el artista Orfeo Soler, ayer 31 de agosto de 2012 en la ciudad Alicante. 

Orfeo Dibujó ante el público la perfecta imagen de una línea clásica, luego le dio la forma el volumen y la pasión de lo barroco y a continuación dio el salto gigante hasta hoy día, y artísticamente destruyó el magistral dibujo, a base de una tinta que dejó caer sobre ésta. Pero al destruirlo lo construyó en vida pura, en lo que la vida es y sobre todo, la que estamos viviendo hoy en día. Al fondo quedó la memoria quieta de la imagen estática.

Hoy siento que he comprendido lo que yo estaba viviendo en mí misma, y en lo que se está viviendo en la actualidad, esto de un final que anuncia un principio, en la memoria de que fuimos y que hemos de destruir para llegar a lo que seremos; proceso doloroso y muy doloroso, al tiempo que nos seduce con un dulce dolor de enamoramiento a una utopía-proceso del milenio, del que somos conscientes en mayor o menor grado, de acuerdo a nuestra mayor o menor conciencia.
            Me pareció estupenda y acertada la idea del Comisario, Paco Linares,  en la cual Orfeo Soler nos dibujara una imagen y luego nos la desdibujara, ya que las preguntas de Paco y el coloquio posterior se implicaron en la imagen que Orfeo dibujó, construida y destruida y… salvada.

Alicante, 1 de agosto de 2012.
Página en el diario de Helena Sainz.