¿Cuál
es la diferencia fundamental entre ciencia y arte? Copérnico demostró que
Ptolomeo estaba equivocado. Einstein hizo lo propio con Galileo. Lo que yo me
pregunto desde el arte es lo siguiente: ¿Por qué Goya con su obra no demuestra
ni necesita demostrar que Velázquez estaba equivocado?
Eduardo Chillida
Triptico de Vergina
No es
raro encontrar en el arte de nuestros días propuestas que partan del ámbito
científico para desarrollar después tesis que defiendan lo formal como algo
característico de la plástica contemporánea. Fue esta una de las líneas de
actuación que llevó a cabo Eusebio Sempere a finales de los años 60 en
colaboración con el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid. A través de
sus trabajos realizados con computadoras desarrolló el binomio entre arte y
tecnología. Ya en pleno siglo XXI, Olafur Eliasson utiliza la tecnología y el
uso del laser mediante programación informática para trabajar el papel,
obteniendo como resultado un libro de artista que refleja 454 perfiles
diferentes de su vivienda particular.
La
propuesta de Manuel Blázquez, valenciano afincado en Creta, refleja la
premisa de partir de la ciencia, aunque utilizando una técnica de corte
manual que bien podría salir de un ordenador, pero eliminaría el toque
personal de la obra. De este modo, como demuestra Eduardo Chillida
con sus preguntas, obtiene un resultado, a veces indefinible, que acaba
por diferenciar el arte de la ciencia.
La
serie Tríptico de Vergina,
viene a ser una propuesta artística de difícil clasificación. El conjunto
se compone de tres piezas minimalistas que podrían partir del libro de artista,
pero que se acaban pareciendo más al objeto escultórico o a la arquitectura.
Utilizando el corte y vaciado del papel como origen de su proceso
creativo, el artista se enfrenta a una estructura compuesta por folios de
gran tamaño, uno encima de otro. La pila puede variar en su altura, entre 800 y
1500 hojas, mostrando de forma variable un cubo rectangular blanco y neutro.
Del
mismo modo que el escritor se sitúa frente a la hoja en blanco, ante la
inmensidad envolvente del papel níveo, la estructura invade al artista, desde
su desnudez blanca y absoluta, envuelta y rodeada por el espacio. A
partir de ese momento empieza el buen hacer de Manuel: sus experiencias vitales
combinadas con su pericia creativa lo llevan a realizar un vaciado progresivo
dentro de un marco o perímetro pensado previamente. De este modo va realizando
líneas de corte en cada uno de los folios, eliminando fragmentos de éstos de
forma sucesiva, de abajo a arriba, dando lugar a una estructura escalonada que
asciende progresivamente hacia su creador. Mediante ese proceso de vaciado que
conlleva el corte transversal de cada folio transformará e introducirá el
espacio del objeto original, dotándolo de vida.
Acabado
el proceso de tallado, las tres piezas que componen la serie adquieren un
nuevo significado. La primera ofrece un corte horizontal, la segunda vertical y
la tercera en diagonal, asumiendo esta última una mayor complejidad en su
elaboración. El espacio interior creado es consecuencia y al mismo tiempo origen
del volumen compositivo exterior. Al envolver con el marco los espacios
interiores de la estructura, consigue definirlos y hacerlos visibles a los ojos
del observador.
Hay dos
elementos clave para percibir y entender el Tríptico
de Vergina en toda su amplitud.
Por un lado el color blanco, que para el artista lleva en sí mismo la
neutralidad que requieren sus piezas para transmitir el espacio creado en toda
su pureza. Y por otro, la relación de esta serie escultórica con la
monumentalidad arquitectónica, y más concretamente con los templos funerarios.
Vergina es el nombre de la ciudad dónde se ubica tumba de Filipo II, gobernante
de Macedonia y padre de Alejandro Magno. Este mausoleo, en su sentido
descendente y misterioso guarda una clara relación con las obras del artista,
en las que deja ver reminiscencias del mundo funerario, como una introspección
espiritual. Desde lo vasto hacia lo mínimo, las tres estructuras reducen
su sentido hacia una especie de entrada. Se trata de una falsa puerta que no
llegamos a alcanzar, aunque está siempre dentro de ese espacio concreto,
limitado a la forma esencial y básica, como ocurría también en algunas de
las ideas del minimalismo.
Cierto
es que la arquitectura antigua está patente en la obra de Manuel Blázquez, pero
no debemos olvidar que se trata un creador del siglo XXI. Partió pronto de
Valencia para vivir en diferentes lugares del mapa europeo, entre ellos Francia
, Italia, o Grecia. A través de sus viajes y el buen hacer artístico ha
conseguido que sus propuestas guarden una clara relación con la actualidad: la
escalinata situada a los pies del Arco de La Défense en Paris, es también un claro
reflejo y referente de las influencias de Manuel y de ese mundo que lo rodea,
que nos envuelve a todos. De este modo, con su obra Manuel nos muestra un
viaje, en el tiempo y en el espacio, desde la antigüedad hasta la actualidad.
Situando siempre, como punto de partida, una entrada misteriosa hacia algún
lugar… ¿Hacia dónde nos lleva? ¿Hacia dónde vamos? Metáforas visuales de la sociedad
actual.
Paco Linares Micó
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